Como estoy viendo que sois unos ansiosos y me pedís más y más entradas del blog, en cuanto tengo un ratito libre me pongo con él para haceros disfrutar a carcajadas.
Estoy seguro que os habrá pasado lo siguiente es más de una ocasión. Estás hablando con alguien por la app, ves que puede cuadrar contigo para lo que sea, pasáis al whatsapp (que es el paso lógico), continuáis hablando pero, cuándo llega el momento de la verdad, el susodicho (o tú) te ofrece de quedar, porque le encantaría conocerte, te come la oreja diciéndote cosas bonitas, propones un día y una hora y ¡plaf! te la clava sin tu enterarte. Justo el día antes (o incluso el mismo día de la quedada) te pone mil excusas para no quedar y tú dices: "Bueno, el chaval se veía interesado, voy a proponer otro día", lo haces y ocurre tres cuartos de lo mismo... Ya te da por pensar que bueno, que es lógico que no podáis coincidir y esas cosas pero, si de verdad se quiere se puede. Total, que lo intentas una tercera vez y pasa lo mismo... No le mandas a la mierda porque eres todo un caballero, pero si le dices que qué pasa, si tanto interés tiene, ¿a qué espera?
Pues eso, las app de zorreo / ligoteo están llenas de estos personajes que jamás entenderé qué es lo que hacen ahí. Incluso, muchos de ellos, parece que son la mascota de la app porque están ahí desde el inicio de la existencia de la misma.
¿Qué gana este tipo de gente? Querrán coleccionar amigos de whatsapp como el que colecciona Pokemon... A veces, mi no entender.
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