Llevaba tiempo sin escribir por aquí ya que sé que estáis esperando una entrada divertida en la que os cuento alguna anécdota que me sucediera. Pero, he de confesar, que estos días que han pasado he estado hablando con bastantes personas y, a veces, estas cosas un gran vacío interior.
La aplicaciones como Grindr tienen sus pros y sus contras. Todos sabéis que el 99% de las personas que están ahí buscan el folleteo rápido y sin complicaciones. Como yo no soy así, me siento un bicho raro entre tanto depredador. Ya uno se cansa de encontrar ese 1% que tan sólo quiere quedar, tomar algo y conocer a la persona sin ningún tipo de pretensión. También he de decir que yo soy de esas personas que se ilusionan rápido y luego se llevan un chasco enorme cuándo no todo sale bien.
Grindr, a veces, me hace sentir un gran vacío porque no sé si debería seguir allí. Pienso que estaréis conmigo que el sexo fácil y rápido lo podemos tener todos, hasta el peor orco de Mordor pero, ¿dónde quedan los otros intereses?
Lamentablemente, la vida es así de superficial y, muchas veces, nos trae quebraderos de cabeza...
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